Con esto además de descentralizar los espectáculos para aumentar la participación ciudadana y reducir las aglomeraciones, también era la excusa para acometer reformas en muchas zonas periféricas de la ciudad y en vías de comunicación que cosieran toda la ciudad, así como en infraestructuras, como la construcción de las rondas, la mejora del aeropuerto y del puerto, o la construcción de barrios nuevos en zonas degradadas.