A fines de los años sesenta y a principios de los setenta, los propietarios del club se embarcaron en un plan para modernizar el Stamford Bridge, que buscaba conseguir una capacidad de 60 000 personas sentadas. El trabajo comenzó en la Gradería Este -East Stand- a comienzos de los años setenta, pero al club se les fue de las manos el costo que tendría esta modernización y tuvieron que vender la propiedad a los promotores inmobiliarios.